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La fuente monumental de la plaza 14 de Septiembre

La fuente monumental de la plaza 14 de Septiembre



ANTECEDENTES



La utilización de fuentes de agua como equipamiento en la ornamentación urbanística, tiene sus mejores expresiones en las fases renacentista y barroca, caracterizada por la propuesta de espacios exteriores con diseños geométricos de vegetación, que alternan secuencialmente con espacios de estar abiertos, conformando nudos de comunicación entre los diferentes sectores. Este lenguaje de integración del entorno natural y la arquitectura se manifiesta en los recorridos en los jardines de los paseos barrocos en cuyo trayecto de circulación se ubican en el inicio y/o culminación, elementos referenciales escenográficos de apertura o remate, como estatuas o fuentes de agua ornamentales, con motivos diversos.

Estas experiencias tuvieron en España sus mejores expresiones durante el siglo XVIII, en el conjunto palaciego de Aranjuez y en Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, residencias veraniegas de la realeza ubicadas en las proximidades de Madrid. Allí se aplicaron estos principios barrocos que sin duda tuvieron una directa influencia en la urbanística de la América Española, donde se ensayaron algunas experiencias como el Paseo de Aguas en Lima, construido por el Virrey Amat entre 1770 y 1776.

LA FUENTE DE AGUA DE LA ÉPOCA COLONIAL



La documentación contenida en las valiosas páginas del Digesto Municipal de Wladislao Montenegro y Enrique Soruco, publicada en 1895, certifica que la necesidad de instalar la fuente de agua pública en la plaza de armas de la Villa de Oropesa, se remonta a la fase colonial temprana de agosto de 1619, en la que el Receptor de Penas de Cámara, Antonio Miranda propuso al Cabildo que, en consideración a la existencia de una acequia de agua que salía del convento de San Agustín, la cual habría sido vendida al tesorero Juan Saenz de Galarza, se pudiera hacer “una o dos pilas en las esquinas de la Plaza para el servicio de la Villa y sus vecinos”, para cuyo efecto se instruye seguir con los procedimientos para su ejecución en consulta con el tesorero Juan Saenz de Galarza, los religiosos del convento agustino y “demás personas que pretendieren la dicha agua”.

No se conoce cuál fue la evolución de este trámite, no obstante, un mes después, a fines de septiembre de 1619, el Corregidor de la Villa propuso se considere el contenido de una Real Provisión que envió el Virrey sobre la solicitud que anteriormente, en varios capítulos, hizo el Procurador de la Villa Martín Salazar, sobre las cosas que se requerían, entre ellas la necesidad de hacer una fuente en la Plaza, suplicando al Virrey le conceda autorización para realizar esta y otras obras con el producto de la sisa en la carne y vino, y medio por ciento en todas las mercaderías que entren y salgan de la Villa, como se hizo en Potosí.

Consideradas estas peticiones, el Virrey Don Juan de Mendoza y Luna Marqués de Montes y Claros autorizó desde Lima el 30 de mayo de 1619, para aplicar estas medidas mientras durasen las obras, comisionando a Damián de la Bandera, que circunstancialmente se encontraba en la Villa de Oropesa, para que averigüe lo necesario para informar sobre la pertinencia de las obras al Secretario de la Gobernación, y en consecuencia se provea la ejecución de la fuente, la misma que “debió costar por los memos quince mil pesos, porque el agua que para ella ha de venir del río está poco menos de un cuarto de legua”.

Mucho tiempo después, confirmando que no se ejecutó ésta y las demás resoluciones para dotar de una fuente de agua en la Plaza, en el siglo siguiente, en enero de 1749, nuevamente el Procurador General Francisco Rodríguez Carrasco se dirige al Ilustre Cabildo Justicia y Regimiento, solicitando:

“se haga una pila en la Plaza de que además del lustre y utilidad de la República, será muy del agrado de Dios porque se excusan muchas ofensas, porque con ocasión de hallarse el agua en los extramuros son constantes las execrables maldades que se cometen…”.

Considerando que esta obra requería de ingresos para su ejecución, propone imponer a los vendedores de piedra que la extraían sin ninguna pensión del cerro de la Canteria, de pertenencia de los ejidos de la ciudad, “arreglárseles a cierta cantidad de piedra que hayan de poner para principio de dicha obra”.

Finalmente, se reconoce documentalmente en el conocido el Informe del Gobernador Viedma, al Virrey Arredondo en 1788, que con respecto a la fuente señala:

“...Tiene dos plazas; la principal y la otra llamada de San Sebastián que se halla en uno de sus cantos: En la primera hay una fuente en medio, de regular y abundante agua costeada por la magnificencia del Señor D. Carlos III, para lo que le hizo gracia a este Cabildo de diez mil pesos de sus reales cajas por real orden de 29 de marzo de 1786 y aunque no fue suficiente a su conclusión se consignó ésta porque el Muy Reverendo e Ilustrísimo San Alberto usó de la liberalidad de contribuir con mil pesos y otros mil que se sacaron del sobrante de propios, en virtud de la facultad que al efecto le dio la Real Audiencia de la Plata”.

Esta fuente donada por el rey Don Carlos III y concluida con aportes y gestión del Obispo de Charcas, el carmelita Fray José Antonio de San Alberto, significó y tradujo el reconocimiento del rey a la Villa de Oropesa por la lealtad y adhesión que se hizo a la causa real en circunstancias del levantamiento indígena de Túpac Katari en 1781, que amenazaba extenderse por otras regiones del valle de Cochabamba, ratificando la distinción que le hizo mediante Cédula Real expedida en Aranjuez el 25 de enero de 1786 elevando el antiguo rango de Villa a leal y valerosa ciudad de Cochabamba.

Sobre la forma de la fuente donada por Carlos III, solo se conoce, además del Informe de Viedma, la descripción que hace Federico Blanco, en su obra “Diccionario Geográfico del Departamento de Cochabamba”, en la que expresa:

“La columna del centro, estaba rodeada hasta hace poco de una verja de piedra y cuatro piletas, cuyo conjunto formaba la pila principal, la misma que desde 1786 ha tomado distintas formas…”.

De manera que no existe una ilustración específica que nos permita aproximar cuál fue la imagen formal de esta primera fuente donada por Carlos III instalada en el centro de la Plaza, y al haber sido este mismo sitio elegido para la erección de la Columna de los Héroes (aproximadamente en los años 1850) tuvo que ser demolida, desconociéndose su destino posterior, aunque existen versiones que anotan que parte de las pilastras de ella, hubiera sido utilizado en la fachada del Teatro Achá, sobre las cuales no se ha encontrado mayores datos.

LA FUENTE DE AGUA DE LA ÉPOCA REPUBLICANA LA FUENTE DE LAS TRES GRACIAS



La instalación de la fuente de agua de la época republicana en la plaza 14 de Septiembre, se produjo en circunstancias en que el municipio, en la década de 1890, prosiguió con la aplicación de la denominada “Ornamentación de la Plaza”, cuyo objeto era concluir la nueva imagen neoclásica que ya se vislumbraba con la construcción de gran parte de las arquerías de los cuatro frentes de la Plaza, a excepción de la fachada de la Catedral; asimismo la organización del espacio central adoptó una nueva identidad con la incorporación de un nuevo esquema espacial con áreas verdes, recorridos y espacios de estar embaldosados, ornado con elementos alegóricos como la Columna de los Héroes, el kiosco, los 56 bancos de fierro traídos de Valparaíso por intermedio de la casa Torres Hermanos, además de los faroles metálicos, solo faltaba en este clásico repertorio de modernización de las plazas, la infaltable fuente de agua.

La oportunidad era inmejorable, la inauguración en 1895, del kiosco ubicado en el sector norte, posibilitaba al sur la ubicación simétrica de otro elemento destacado, que compositivamente permitía armonizar el conjunto equilibradamente. Si este argumento no fue suficiente, hubo otra razón circunstancial, relacionado a la instalación que en esos años realizaba el municipio de 32 pilas públicas, entre las cuales obviamente debía estar la más importante en la Plaza Principal.

Al respecto, en marzo de 1895, la Comisión de aguas potables, solicitó se ponga bajo la dirección del Ingeniero nacional Alberto Manno, para que reunidas con las de Arocagua se proceda a la nueva distribución de ellas.

Así fue, unos meses después, en la sesión del H. Concejo del 5 de julio de 1895, el director de obras públicas, refiriéndose al asunto de la próxima conducción de aguas potables a la ciudad de tan surtidas fuentes, consultó:

“si no habría inconveniente para colocar una pila frente al templo de la Catedral, haciendo simetría con el kiosco que se levanta en la Plaza de Armas: puesto en consideración de la Sala, se declaró que está bien designado dicho lugar para la colocación de la merituada pila”.

La noticia de confirmación sobre esta novedosa decisión para dotar a la Plaza de la pila monumental, algunas de cuyas piezas ya estaban en depósito, fue publicada en El Heraldo del 5 de octubre de 1895, señalando:

“Hemos visto el dibujo de lo que debe erigirse en nuestra Plaza y cuyas piezas se encuentran ya en la ciudad. Es una notable obra de arte que completará la belleza de nuestra Plaza. El ingeniero Manno nos ha dicho que pronto se iniciarán los trabajos iniciales frente a la puerta de la Catedral; el sitio que ocupe el monumento será igual próximamente al que ocupa el kiosco”.

En estas circunstancias, aprobada la edificación y definido el sitio de la ubicación de la fuente como receptáculo principal de las aguas de Arocagua, en sesión de 28 de octubre de 1895, el Concejo autoriza el ingreso de carros grandes a la Plaza con piedras para dicha construcción, dato que señala la iniciación de obras a fines de 1895.

Sobre la instalación de las fuentes públicas, el H. Concejo en la sesión de 2 de enero de 1896, rememoraba que después de 4 años de adquisición que hizo el Estado en 1892, de los copiosos manantiales de Arocagua, en el lugar denominado de doña Ana Marzana; una vez que fueron conducidas sus aguas al túnel receptor de la Muyurina en el cerro de San Pedro, y colocada la cañería de fierro, en el plano de la ciudad, se debían instalar 32 pilas para dotar de agua a todas las plazas, las principales calles y barrios de la ciudad, beneficio que fue agradecido al Supremo Gobierno de la República, en la persona del presidente Dr. Aniceto Arce y a los miembros de la Comisión de Aguas Potables, presidida por Juan de la Cruz Torres y la parte técnica al ingeniero nacional Alberto Manno.

Una vez culminada la instalación de las fuentes en las cuatro esquinas de la Plaza y se concluyó con la pintura de la fuente monumental, se realizó la inauguración de la misma el día 16 de julio de 1896, en horas del medio día, con la bendición del vicario Dr. Don Jacinto Anaya, según certifica El Heraldo, en su edición del 11 de julio de 1896, aunque en la publicación del 17 de julio señala que dicha fuente fue bendecida por el canónigo Aniceto Alba Vallejo.

Estuvieron como padrinos el expresidente Dr. Aniceto Arce, el presidente Dr. Mariano Baptista, autoridades invitadas entre ellos el Sr. Julio Pinkas, jefe nacional de Ingenieros, el prefecto del departamento Melchor Terrazas, el presidente del Concejo Municipal Lisandro Quiroga, autoridades locales y el vecindario que en número aproximado de 3.000 personas festejó con gran entusiasmo semejante acontecimiento.

La iniciativa y gestión para ejecución de la fuente ornamental correspondió a la Comisión de Aguas de Arocagua, presidida por Juan de la Cruz Torres, secundado por su vicepresidente Simón López, y Luis Frías, como miembros titulares, además de los ciudadanos Sebastián Irigoyen, Luis Quintín Vila, Luis Felipe Guzmán y Enrique Borda,

Esta fuente fue adquirida en Paris, de la casa Després y Cía. 14 Rue de U. Echiquier y de la Casa Mercantil Devés y Cía- 10 Rue de Saint Anne 10, con fondos del Gobierno, los cuales por insuficientes tuvieron que ser cancelados, recurriendo a un préstamo del saldo adeudado, del Banco de Argandoña, monto que fue subrogado por los promotores.



Entre tanto en este año de 1896, en el contexto general de la Plaza, a causa del defectuoso plan que hasta ese momento se había seguido en la delineación de los compartimentos, estrechez de las avenidas y fundamentalmente por la excesiva humedad del subsuelo que produjo la muerte prematura de los árboles de ella, se realizó el cambio en el diseño de áreas verdes y desecación mediante una plan de drenaje bajo la dirección del ingeniero municipal Constantino Morales y la empresa ejecutora del señor Pacífico Mercado. De, asimismo, “la columna del 14 de Septiembre que se hallaba circuida por una sólida verja de piedra labrada había sido adecuada a su objeto mediante trabajos complementarios en su base” (esto significó su destrucción, ya amenazada desde 1881), además de haberse decorado con cuatro planchas de mármol donde se escribieron las fechas, nombres y sucesos gloriosos de la historia de Cochabamba: En medio de estas transformaciones, la fuente de agua ornamental constituye desde ese entonces un hito importante, en la organización espacial de la Plaza, que aún hoy se mantiene como un símbolo icónico de la identidad cochabambina.

CARACTERÍSTICAS DE LA FUENTE MONUMENTAL LAS TRES GRACIAS



La temática escultórica de las Tres Gracias se compone de tres figuras femeninas unidas por la espalda y cogidas de la mano, representando a tres deidades de la mitología griega,: Áglae diosa de la belleza y el esplendor, Talía del teatro, de las celebraciones festivas; Eufrosina representa el júbilo, la alegría y el hechizo. Todas ellas con los rostros placenteros trasmiten el mensaje de bienestar y prosperidad deseada para la humanidad que las evoca, motivo por el que desde la época griega hasta el presente, se utiliza este conjunto alegórico como tema de innumerables manifestaciones pictóricas y escultóricas.

La preferencia y adhesión a este tema alegórico se convirtió a fines del siglo XIX, en un motivo común para la instalación de fuentes de agua en plazas y paseos, motivo por el que varias casas fundidoras europeas las ofertaban en catálogos, para su pronto envío a varias ciudades que presumían estar alineadas a la corriente de la modernidad urbanística.

Esta situación parece haberse producido con la fuente de las Tres Gracias de la plaza 14 de Septiembre, que fue adquirido de una casa fundidora de París, en el escaso tiempo de tres meses lapso transcurrido desde la solicitud de su instalación, en el mes de julio de 1895 hasta el anuncio de la llegada de algunas piezas en el mes de octubre del mismo año.

El prototipo de esta fuente tuvo una de sus más destacadas referencias en la fuente de la plaza Real de Barcelona dedicado a los Reyes Católicos, cuya instalación se produjo en 1876 en el espacio proyectado por el arquitecto, Antonio Rovira i Trías, quien, para “evitar la monotonía y frialdad de las plazas catalanas”, recomendó al Ayuntamiento la compra de la fuente de hierro fundido de las Tres Gracias, obra realizada y adquirida en París de Antonio Durenne la misma que fue inspirada en el ejemplar escultórico original realizado en 1867 por el arquitecto francés Louis Tullius Joachim Visconti, sobre la temática inicial de Germain Pilon del año 1560, que había adoptado esta tríada como un recurso de ornamentación funeraria para el monumento que contenía el corazón de Enrique II de Francia.



La popularidad de esta fuente por su estética y simbolismo, inspiró el uso y elección de la misma en numerosas ciudades sudamericanas tales como Santiago, Lima, Buenos Aires y otras que hacen de este modelo un tema recurrente en los espacios urbanos más importantes, y otros palacetes como Portales de la ciudad de Cochabamba.



LA FUENTE ORNAMENTAL DE LA  PLAZA 14 DE SEPTIEMBRE



La morfología de la fuente ornamental, presenta en la parte inferior un vaso colector de aguas, de forma octogonal de 2,38 metros de lado, conformando un polígono con un radio aproximado de 3 metros y un metro de altura; tallado en piedra, decorado hacia el exterior con una serie de pequeños volúmenes, a la manera de ménsulas de 0.50 alto por 0.20 de ancho, constituye la base sólida del conjunto escultórico. Continúa un segundo cuerpo que emerge desde el centro con un eje macizo de bronce que soporta un primer plato de la fuente, desde donde surte el agua en chorros mediante ocho pequeños mascarones que la engalanan con una tenue cortina transparente. Sobre éste se ubica la figura principal decorativa de las Tres Gracias, encima de la cual se encuentra otro plato más pequeño que remata en un grifo que hecha sus aguas hacia arriba.

El conjunto en su totalidad alcanza una altura aproximada de 6 metros de altura, constituyendo un volumen escultórico prominente, y desde entonces hasta hoy constituye un icono de la identidad de la ciudad de Cochabamba.



OTRAS INTERVENCIONES



En los años posteriores, en 1933, se intentó relocalizar la fuente ornamental de la plaza 14 de Septiembre al final de la avenida Ballivián por considerar que éste era mejor escenario para la citada fuente, según se establece en la memoria municipal, que registra en la sesión del 28 de julio de 1933 la siguiente determinación:

“el H. Ayala Lozada aduciendo razones de ornato y mejor perspectiva presentó moción concreta en sentido de que la llamada pila monumental que actualmente existe en la plaza 14 de Septiembre, sea trasladada al final de la avenida Ballivián, sitio en el que se van formando jardines y donde quedaría mejor colocada, según manifestó el munícipe mocionante”.

Posteriormente en sesión de 31 de octubre de 1933 continúa esta intención con el siguiente anuncio:

Con dispensación de trámite y de acuerdo con el dictamen verbal de Obras Públicas se aprobó el convenio pactado por el ingeniero municipal y el mecánico Juan Alvarado que se compromete a desarmar la pila monumental de la plaza 14 de Septiembre y volver a armar en la avenida Ballivián, debiéndole abonársele por este trabajo la suma convenida de Bs 200.

Pese a este acuerdo, no se verificó este desafortunado proyecto, y la fuente en los siguientes años permaneció en su ubicación original recibiendo en varias oportunidades intervenciones como la reparación de noviembre de 1942; otras posteriores, fueron las ejecutadas en julio de 1984, durante la gestión del alcalde Dr. Hugo Montero Mur, ocasión en la que se renovó la conexión de agua y se recubrió interiormente la fuente colectora de aguas con una capa de hormigón para evitar filtraciones, condición que se mantiene hasta hoy.

Otras posteriores intervenciones, como la del año 1995patrocinada por la firma comercial “Taquiña S.A.“, mantuvieron sin mayores modificaciones a este conjunto monumental que por su categoría estética e histórica debe merecer el mayor respeto para ser conservado y mantenido como un componente fundamental del patrimonio cultural de la ciudad de Cochabamba.

BIBLIOGRAFÍA



- Montenegro, Wladislao y Soruco, Enrique

Año 1895 - Digesto Municipal

Editorial “El Comercio” - CochabambaBolivia

- Viedma, Francisco de Año 1969- Descripción geográfica y estadística de la Provincia de Santa Cruz de la Sierra

Editorial “Los Amigos del Libro” – CochabambaBolivia

- Solares Humberto año 1990- Historia, espacio y sociedad.

H. Alcaldía Municipal de Cochabamba- CIDRE- Instituto de Investigaciones de Arquitectura

- Gacetas Municipales e informes de gestión del H. Concejo Municipal de Cochabamba.

- Colección de periódicos consultados en Hemeroteca Municipal de Cochabamba – Biblioteca Central de la Universidad Mayor de San Simón:

El Heraldo – El Comercio – El Imparcial – El Republicano – El Ferrocarril – El País- El Mundo –El Pueblo - Prensa Libre - Los Tiempos- Opinión.

Revistas:

- Punto y Coma, Año I, Nº 3- octubre 1940 - La Paz Bolivia

- Cochabamba en imágenes 1571- 1935- Cervecería Taquiña S. A. 1995- Cochabamba.

Consulta documentos coloniales:

- Archivo Histórico Municipal de Cochabamba