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  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 20:43

Monseñor Sergio Gualberti exhorta ser más humildes delante de Dios

Monseñor Sergio Gualberti exhorta ser más humildes delante de Dios



El Arzobispo de Santa Cruz, Monseñor Sergio Gualberti , exhortó este domingo a todos los fieles católicos a ser más humildes delante de Dios y a tomar conciencia de que la fe es un regalo suyo y que el Evangelio de Jesucristo es para todos sin distinción alguna. Monseñor Sergio lamentó que algunos cristianos no valoren el Don del Evangelio y que otros muchos se sientan privilegiados excluyendo a los demás de la buena noticia de Jesús.

Al referirse a sus nuevas responsabilidades como Arzobispo de Santa Cruz, expresó “asumo con gratitud al Señor y a la Iglesia, y al mismo tiempo con trepidación por la gran responsabilidad que esto significa”. 

Así –dijo en la Homilía de este domingo– sentirse asombrado por las muchas muestras de aprecio y afecto hacia el Cardenal Julio y hacia su persona durante estos días. “Hecho que me anima grandemente a entregar toda mi vida al servicio de esta querida Iglesia y del Reino de Dios” agregó.

“Es un compromiso que no puedo asumir solo, tenemos que hacerlo todos juntos, obispos, sacerdotes, vida consagradas y todos los bautizados, porque todos estamos en el mismo barco navegando hacia la meta definitiva, la casa del Padre” dijo Monseñor Sergio.

“Todos los seres humanos, sin distinción alguna, tienen “el derecho” a recibir el Evangelio” afirmó el prelado quien lamentó que “muchos cristianos están anquilosados en la indiferencia y rutina y no valoran el don del Evangelio, mientras que otros se consideran los únicos privilegiados, merecedores de la Buena noticia, excluyendo a todos los demás”. 

En ese sentido el Arzobispo sentenció que: “Nos hace falta un baño de humildad, con la consciencia de que podemos muy fácilmente desperdiciar este Don”.

Monseñor Sergio aseguró que si bien todos debemos buscar la FE, tenemos también que tener conciencia de que es un “Don de Dios” por lo que “Toda persona que está abierta a la verdad, puede descubrir a Jesús que pasa también por su vida” señaló.

“El centurión nos está enseñando que nadie puede reclamar una dignidad particular delante de Jesús para que le conceda algún favor, ni siquiera el don de la fe. Nadie puede esgrimir argumento alguno para lograr un trato especial por parte de Dios ni de los demás. Nuestra actitud tiene que ser de personas humildes que sencillamente reconocemos que lo que somos, tenemos y creemos es un don de Dios y por tanto se lo tenemos que pedir constantemente: Creo Señor, pero aumenta mi fe”.