Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 09:52

EL PRESIDENTE DEL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA, EVO MORALES, NO TIENE UN MANDATO, SINO UNA MISIÓN, SEGÚN CONCLUYE EL DIARIO ESPAÑOL EN UNA NOTA PUBLICADA EL FIN DE SEMANA

Morales apuesta por la cultura indígena frente al ‘capitalismo’

Morales apuesta por la cultura indígena frente al ‘capitalismo’

El diario español publicó un reportaje sobre el presidente de Bolivia, Evo Morales. A continuación reproducimos algunos extractos de la nota.

Evo Morales, mestizo del altiplano, aclamado como primer presidente indígena de Bolivia, ganó clara y democráticamente las elecciones de diciembre de 2005; acortó su periodo de gobierno a 2009 para celebrar nuevos comicios, ya bajo una Constitución fuertemente indianista.

A diferencia, sin embargo, de colegas bolivarianos como el reformista Rafael Correa en Ecuador, y el fundador de la especie, Hugo Chávez en Venezuela, que ha tratado de domesticar antes que liquidar el sistema capitalista, Morales, más que un mandato, está cumpliendo una misión, y de naturaleza revolucionaria, puesto que aspira a restablecer una cultura y civilización pre-colombinas, a las que encuentra todas las gracias, en contraste con lo que califica de capitalismo deshumanizador, producto de la conquista europea.

Pero esa misión topa en los últimos años con crecientes dificultades incluso entre su misma parroquia, que le acosa de huelgas exigiendo el disfrute de unos bienes terrenales a los que anteriormente no había tenido acceso. Son médicos, transportistas, mineros y hasta policías los que hoy desertan de sus banderas.

La relativa caída de la popularidad presidencial (de 80 por ciento a 60 por ciento ) la explica el académico boliviano Pablo Rossell Arce: “porque el conflicto se ha trasladado de la lucha contra un adversario externo –la oligarquía, ‘vendida’ a los intereses occidentales- a la pugna entre las distintas corrientes de los movimientos sociales, hasta romper la coalición de campesinos, indígenas, sectores populares urbanos y enclaves de clases medias”.

El publicista Fernando Molina atribuye “la ruptura del tejido social a causas culturales”, a que el Estado es visto por la ciudadanía, como dueño de la tierra, el aire, el agua y el subsuelo, como el gran “proveedor”, y no solo de servicios, sino de rentas, subsidios a fondo perdido, “cuyo reparto no se decide en los despachos sino en la calle”.