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  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
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Salida al mar: Una oferta para la historia

Salida al mar: Una oferta para la historia
No hubiera querido escribir este comentario, pero las circunstancias y el 23 de marzo, Día del Mar, me obligan hacerlo. Todo ocurrió a consecuencia de una amable discusión sobre el tema, con mi buen amigo el excanciller Armando Loayza y otros más, también apreciados amigos, cuando se me ocurrió contar una anécdota histórica surgida a consecuencia de una visita que me hiciera, en los años 70, un amigo chileno y colega de Naciones Unidas, Don Max Nolff, que traía un mensaje del entonces candidato a la presidencia Don Salvador Allende Gossens, para el Gral. Alfredo Ovando Candia, entonces presidente de la República de Bolivia.

Sin embargo, como me dijo el excanciller, este mensaje no está registrado y, por lo tanto, como sostienen los auditores, no existe “evidencia” de esta ocurrencia, al menos, en el mundo de las relaciones exteriores, de las cuales nuestro excanciller tiene pleno dominio. Lo malo, es que la mayor parte de las personas mencionadas en este relato ya no están con nosotros, por lo que no pueden desmentir o corroborar lo que voy a relatarles, aunque ya lo hice varias veces, sin que salga en titulares de ningún periódico sea nacional o chileno, lo que no tiene importancia. En ese entonces estaba como Subsecretario (Viceministro) de Planificación, siendo el Ministro el desaparecido intelectual cruceño y bolivianísimo, Lic. José Ortíz Mercado y el mensaje que traía Max era muy simple: si Allende ganaba la Presidencia, estaba dispuesto a concedernos una “salida soberana sobre el Océano Pacífico”. Max Nolff era una persona muy allegada al presidente Allende, al extremo que en su gobierno ocupó la administración de la más importante empresa chilena, Codelco (Corporación de Cobre).

Conocí a Salvador Allende cuando era estudiante en la Universidad de Chile, con motivo de la preparación de un trabajo sobre liderazgo, por encargo del profesor Eduardo Amuy. Para ello, teníamos que elegir algún líder político entre los que estaba Salvador Allende, que como había perdido tres veces la candidatura a la Presidencia no fue elegido por ninguno de mis compañeros, salvo Don Miguel Rojas Velasco que también era boliviano y mi persona. Obviamente, Allende, que era presidente del Senado, nos acogió con mucha deferencia, al extremo, que para conversar más tranquilamente nos invitó a cenar a su casa, sin más protocolo que la “suerte de la olla”, como dicen los chilenos, cuando invitan a una persona de improviso y sin protocolo.

De este modo conocimos, en un plano más familiar, al entonces senador Allende, que estaba con su esposa y dos hijas, en una casa llena de historia y afecto, que dio lugar a la envidia de todos nuestros compañeros de curso, ya que contamos esta experiencia con entusiasmo. Tuvimos varias conversaciones más en el Congreso, a fin de terminar con este trabajo, lo que probablemente recordó Allende para inducirme a que sea posteriormente su mensajero ante el gobierno boliviano. En efecto, el mensaje fue verbalmente entregado al Gral. Ovando quien estaba acompañado de su canciller, el Gral. César Ruíz, quienes tomaron nota con mucha frialdad, seguramente porque estaba sujeto a que Allende triunfara en las elecciones, sobre lo cual el que más tenía dudas era el Gral. Ovando. Allende ganó la Presidencia, pero ya no estaba el Gral. Ovando en el poder. Lo había sucedido el Gral. Juan José Torres Gonzales, en cuyo gobierno fui su Ministro de Planificación y, posteriormente, de Finanzas.

En esas circunstancias, nuevamente vino al país Don Max Nolff, para reiterarme la oferta que había hecho el ya entonces Presidente de la República de Chile, mensaje que transmití al presidente Torres, dando lugar a un proceso que desconozco en sus detalles, ya que mis funciones públicas estaban en otro campo totalmente ajeno al tema marítimo. Posteriormente, tuve conocimiento que el entonces ministro de Energía e Hidrocarburos, Ing. Enrique Mariaca recibió igual mensaje de Salvador Allende, a través de un alto dirigente del Partido Comunista, el célebre escritor y poeta Don. Volodia Teitelboim, ambos también ya fallecidos, al igual que el mensajero, Don Max Nolff.

Indudablemente, se trata de un hecho que pudo tener cierto valor histórico, ya que durante el Gobierno del Gral. Torres se dieron negociaciones, que al parecer, pasaron desapercibidas o no constan en ningún documento o acta oficial que guarde memoria, aunque sí son parte del anecdotario de un proceso que nos está desgastando como sociedad desde hace mucho tiempo, cuando los pueblos deberían buscar nuevas formas de aproximación y entendimiento que sean menos fundamentalistas y tengan una mayor proyección económica y social para el futuro. Urgentemente, los bolivianos tenemos que estar presentes en el Pacífico, en calidad de actores económicos y sociales para actuar en este escenario económico y comercial, que será el más importante de aquí en adelante. Sin embargo, para ello, tenemos que superar nuestra mentalidad prisionera en la contienda histórica, que nos impide buscar otras prácticas de integración que nos permita actuar, en esa dirección, con mayor beneficio para nuestra sociedad, que tiene que conquistar mercados y utilizar productivamente sus recursos, sin pretextos que solo sirven para fines particulares y oscuros. Más allá de la reivindicación marítima, que siempre ha servido para distraernos, como una utopía sin mucho futuro. Pretender desviar el curso natural de las aguas, es posible, pero puede ser peligroso y muy costoso.