Plantear la retroalimentación de la Ley de Bancos y Entidades Financieras, nos parece bastante interesante, desde la óptica de generar transparencia en el manejo de la masa monetaria, regular juiciosamente las tasas de interés pasiva y activa, evitando la brecha exagerada y enriquecimiento desmedido con evasión fiscal. En Bolivia, tenemos bastante flujo de dinero, vinculado al aprovechamiento de los precios de los minerales e hidrocarburos, economía sumergida, remesas y otros; destacando también,  el flujo europeo de dinero. Lo interesante, la bolivianización en el manejo transaccional que ha generado un incremento favorable de las reservas internacionales netas, que en algún momento podrían desvanecerse, al olvidarse que el ahorro debe dinamizar la inversión, aseveración que la realizamos en retrospectiva a los grandes macro robos que se han generado en varios momentos históricos.

Existe una proporcionalidad inversa entre tasa de interés activa y la demanda de dinero, debiendo entenderse que, un proceso de regulación generado por la normativa tendiente a disminuir la tasa de interés y, paralelamente controlar el lavado de dinero de la economía sumergida, nos parece importante, recordando que el exceso de dinero aplicado al consumismo y no al fortalecimiento de la inversión generadora de valor agregado impacta en la proyección generacional. Un país no puede vivir más allá de las posibilidades reales asociadas al fortalecimiento de su economía; es decir, uno no puede consumir excesivamente aprovechando las oportunidades de acceso al crédito, hipotecando su futuro y el de las generaciones venideras.

La mayoría de las personas se endeudan para tener una vivienda, automóvil y obtener otros satisfactores que, en muchos casos, son triviales, estresantes y empobrecedores.

Los norteamericanos, griegos, españoles, son un ejemplo interesante de vivir más allá de las posibilidades reales. Los bolivianos, estamos proyectando nuestra burbuja inmobiliaria en franco aprovechamiento de la lavandería de dinero sumergido, que, contradictoriamente, genera disminución de la tasa de desempleo y control cuestionable de la inflación, en referencia al concepto de empleo estable, de ingreso decente y con previsión normativa legal.

Asimismo, destacar que los precios en Bolivia, en algunos casos, equiparan o sobrepasan el estatus internacional, considerando la relación comparativa con los países desarrollados.