Cinco detenidos en estado de ebriedad, una docena de petardos decomisados y un fuerte resguardo policial sobre las barras de los dos equipos.

En ese marco se desarrolló un clásico nacional de mucha historia entre dos grandes del fútbol nacional como lo son Wilstermann y Oriente Petrolero.

Y es que el manto de luto que dejó la muerte del adolescente Kevin Beltrán, durante el partido San José Corinthians en Oruro hace casi dos semanas, sigue extendiéndose sobre los escenarios deportivos de nuestro país y del continente.

El 0-0 de ayer entre Wilster y Oriente comenzó con un minuto de silencio, que paradójicamente la barra local de la curva sur, no respetó ni por un solo segundo.

Paradójicamente porque es justamente el equipo local el que estuvo a punto de lamentar un hecho luctuoso hace poco. Y todo hacía pensar que debía ser la más solidaria con el luto en una cancha nacional, aunque fuese a causa de la muerte de un hincha de otro club.

El fin de semana el ministro de Exteriores de Brasil, Antonio Patriota, lamentó públicamente la muerte de Kevin, hecho ocurrido en el marco de un encuentro por la Copa Libertadores.

Pero Patriota fue más allá y aseguró que su Gobierno está dispuesto a colaborar con el nuestro para escarecer el hecho, así com para trabajar en políticas conjuntas para que otro hecho similar no vuelva a ocurrir más.

“El Gobierno brasileño quiere cooperar con Bolivia a determinar las responsabilidades”, expresó.

La autoridad también solicitó garantías para los doce hinchas brasileños de Corinthians, que continuan detenidos en Oruro.

Con este antecedente, son ya dos partidos que se juegan en el estadio Félix Capriles desde el hecho que aún se lamenta, y no se escuchó ni un petardo, pues las medidas de seguridad se han multiplicado.