Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 25 de abril de 2024
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Cambios reales

Cambios reales
Todos, o casi todos, cuando se aproxima el nuevo año pensamos o prometemos cambiar y que cambie positivamente la situación, tanto personal como de nuestro entorno y, fundamentalmente que cambie el país donde nacimos y moriremos. Son buenos deseos, máxime si la experiencia pasada nos ha dejado malos recuerdos y sabores amargos que no queremos que se repitan nunca. En consecuencia y con la premisa que los bolivianos podemos mejorar nuestras actitudes y conductas personales, enmendar errores y avizorar un futuro mejor con esperanza, creemos que la mejor promesa que debemos hacernos todos, sin excepción para el 2013, es cambiar en el verdadero sentido de la palabra. Mejorar la calidad de nuestra vida; ser más propositivos, menos envidiosos, egoístas, impostores y criticones. Seamos más solidarios y menos demagogos y mentirosos. Basta de oponerse a todo sin discernir previamente. Actuemos con sindéresis frente al contrario. Que nuestra arma sea la ética. Luchemos de verdad y no líricamente contra la inmoralidad y la corrupción. Hagamos el esfuerzo por cambiar nuestra justicia frente a la injusticia, rechacemos el asistencialismo estatal que nos acostumbra a recibir antes que dar y que no es buen ejemplo para nuestros niños, que deben aprender a vivir en el futuro por sus propios medios. Démosle a la gente “el anzuelo y no el pescado”. Repudiemos el parasitismo estatal, la burocracia administrativa, “el vuélvase mañana” y el nepotismo. Hagamos de las entidades del Estado, verdaderas “casas del pueblo” con puertas abiertas. Cambiemos la soberbia por la humildad; pero sobre todo hagamos del diálogo el eficaz instrumento de paz y de entendimiento. Basta de bloquear el país por cualquier cosa, porque los afectados no son los gobernantes sino es el pueblo. Cambiar las “huelgas salvajes”, por otros métodos más racionales, especialmente de los médicos y paramédicos que causan irreversibles daños a la salud del pueblo que es el que los subvenciona con sus impuestos. Se ha dicho que el cambio es el aspecto más importante de nuestra existencia, porque a través de él llegamos a ser lo que somos en cada momento. Eso nos permite moldear nuestra personalidad, intentando ser cada día mejores ciudadanos. Cambiemos realmente para bien y no para mal. Hagamos del verdadero cambio nuestra propia ideología para “vivir bien”, en armonía con la naturaleza, sin sobresaltos, sin odios raciales, sin hipocresías ni promesas discursivas estériles. Respetemos nuestras leyes y seamos también pragmáticos. Dejémonos de mensajes apocalípticos y seamos optimistas. Cambiemos primero nosotros para después cambiar nuestra sociedad. Son nuestras oportunas reflexiones.