Opinión Bolivia

  • Diario Digital | jueves, 28 de marzo de 2024
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La demagogia descolonizadora

La demagogia descolonizadora
Esto de la “descolonización”, y bien entrecomillado porque ni se acerca siquiera a tal concepto, está resultando todo un perjuicio no únicamente para el pueblo, sino para el propio Gobierno porque es más verborrea que planes u objetivos bien concebidos.

Porque si quisiesen descolonizarnos, podrían empezar por deshacerse de la “envidia hispánica” de que hablaba Unamuno y que parece ser el único motivo de estas acciones sin orientación ninguna porque, curiosamente, mientras algunos quieren emprender una cierta cacería de brujas contra personas e instituciones, no hacen nada por otro tipo de colonización que más bien parece fomentarse: la alienación al marxismo que no es más que la otra faceta del materialismo del mundo.

Lo lamentable es que en esta batalla se está perjudicando una opción para los pobres y que no se puede desconocer especialmente en el área de la educación: los establecimientos de convenio que, reconocidos hasta en la propia CPE, son objeto de una serie de medidas “administrativas” que atentan contra la libertad individual y familiar de buscar la mejor alternativa para superar la ignorancia y, por ende, la propia pobreza.

Dentro de este sector de convenio, no sólo trabajan algunos miembros del clero sino, fundamentalmente, laicos que son seleccionados por su talento a la actualización pedagógica, su predisposición a dar un tiempo extra en beneficio de la comunidad educativa y su afinidad con la doctrina de ayudar allí donde es más necesario.

Establecimientos como los de Kami, Charahuayto, para sólo citar dos de centenas, que han instalado talleres, bibliotecas, laboratorios, ambientes de computación y donde algunas monjas han llegado a vestir mamelucos para enseñar soldadura, ante la falta de profesores del sector, son suficientes como para defender esta posibilidad de los niños y jóvenes, no por su alienación o formación religiosa, sino por su vocación pedagógica.

Pero la demagogia descolonizadora, que no han sabido explicar en reuniones de directores satisfactoriamente, como lo decíamos en nota anterior, está obstaculizando una labor que debiera recibir más bien el fomento de las autoridades gubernamentales, independientemente de ciertas actitudes de algunos curas, porque van en beneficio de sectores donde el propio Primer Mandatario ha decidido volcar sus esfuerzos. Una típica muestra de la colonización ibérica que, además de la avaricia y el materialismo, nos trajo la envidia en su cargamento alienante y que los “descolonizadores” prefieren mantener.