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Nueva ampliación creación del cementerio laico - bases para el actual Plan Maestro

Nueva ampliación creación del cementerio laico - bases para el actual Plan Maestro

Entre tanto, por reiteradas denuncias y peligro para la salud del vecindario, se había clausurado diciembre de 1914, por el lapso de 5 años el cementerio de La Recoleta, y el Cementerio Público había crecido de manera que se hizo necesario en la gestión municipal de 1915 aplicar las ordenanzas y acuerdos municipales de 1901 y 1902 para la expropiación de una zona de terrenos para el ensanche del cementerio, formar la plazoleta de acceso y para ubicar el cementerio laico. Asimismo al interior se habían producido algunas transformaciones por las numerosas edificaciones de mausoleos y la progresiva demanda de sitios de enterramientos sin una referencia definitiva, que motivó el levantamiento de un nuevo plano que recién fue presentado el 9 de agosto de 1916 para su aprobación y su posterior aplicación con el objetivo fundamental de regularizar las edificaciones sectorizándolas en áreas destinadas a los mausoleos, covachas temporales y a perpetuidad.

Advirtiendo la posible valoración futura de los terrenos anexos al cementerio, motivados por la constante necesidad de ampliar los límites de propiedad y con el argumento de las ventajosas condiciones sobre su costo y forma de pago que se presentaban, se adquirieron según Resolución Municipal de 26 de agosto de 1919, un lote de terrenos de 45.000 m2 para la formación del denominado parque sur, conformando de esta manera un área de gran extensión que posteriormente permitiría ubicar ventajosamente la edificación de la nueva capilla, un sector de enterramientos de nichos a perpetuidad, de ciudadanos notables y un importante sector de nuevos mausoleos.

Los siguientes años transcurren dentro de la rutina de labores de mantenimiento, construcción de nichos, como el que realizó el arquitecto Miguel Tapias en el año 1921, reparación de los bloques de enterratorios y tratamiento del consabido deterioro de la cubierta de la capilla, que nuevamente en 1923 amenazaba ruina, para cuya refacción inicialmente se adjudicó la obra a Ernesto Reich y posteriormente, a inicios de 1924, como sustitutiva de la anterior, concedieron a la propuesta solidaria y mancomunada de Gregorio Aguilar, Julio Estrada y Pedro Siles.

Ese mismo año de 1923, una vez más se reclamaba la falta de un plano de referencia para la construcción de nichos y mausoleos y se denunciaba el desorden y confusión que se producía cada vez que asumía el cargo el nuevo comisionado del ramo, que concebía de manera personal los arreglos y modificaciones “complicando más el laberinto” que por tal motivo se había convertido el cementerio, haciendo imposible la numeración y el método en el entierro de cadáveres.

Ante la evidente necesidad de contar un instrumento actualizado de organización, se aprobó en la sesión del H. Concejo de 26 de octubre de 1923 la propuesta del comisionado del ramo, señor Alberto Quiroga, un nuevo plano, que establecía las siguientes determinaciones, que permiten reconstruir la propuesta organizativa del cementerio y eventualmente permite a los estudiosos aproximar el contexto formal y funcional del cementerio en la década de los años 20.

“El recinto de terrenos cercados por los muros del actual cementerio se lo ha dividido en tres secciones: la del centro es un rectángulo en cuyos cuatro lados se construirán covachas; en el lado sur ya existe una sección de nichos a perpetuidad, habrá que continuar esas construcciones en la misa forma hasta llegar al lado oeste, donde se construirán en toda la extensión de la muralla, covachas de primera clase, lo mismo que en lado norte, donde también ya existe una sección de covachas de primera clase. En el lado oriental de esta sección no ha de ser posible construir más covachas de las existentes entre la puerta principal y el punto donde comienzan los nichos a perpetuidad, porque de la puerta hacia el norte hasta el lugar donde se ha trabajado últimamente los nichos de primera clase, se han levantado muchos mausoleos de importancia que no podrán ser removidos.

Fuera de estas cuatro secciones de nichos ubicados a lo largo de los lados del rectángulo, no podrán existir otros en su interior, debiendo ser demolidas todas las covachas nuevas y antiguas, cuyo desorden ha sido la causa de innumerables equívocos e inconvenientes que no cesarán sino cuando se realice el proyecto cuya aprobación propongo al H Concejo.

También se han reservado sitios grandes y aislados en lugares de preferencia, para mausoleos de hombres notables o de colonias extranjeras.



La capilla queda completamente aislada mediante una callejuela que la rodea, de modo que se la pueda refaccionar cómodamente, pintando y decorando sus paredes externas.

La siguiente sección está al norte de la anterior y es un cuadro que tiene a lo largo de sus lados covachas para párvulos; las del lado sur pegadas a la pared trasera de los nichos de primera clase de la primera sección y las covachas de los demás lados pegadas a los muros norte, este y oeste del cementerio.

La tercera sección en un cuadro que se encuentra al sur de la primera y en ella se trabajará nichos de segunda clase, en la misma forma que en la segunda sección.

Todavía quedará en el extremo sur del actual cementerio una zona que se puede destinar a los entierros en el suelo o para la formación de un parque – bosque. El proyecto de fachada del cementerio se presentará después independientemente a consideración del Concejo”.

Estas determinaciones si bien no fueron estrictamente aplicadas, constituyeron en el tiempo las líneas para el posterior diseño del Plan Maestro actual.

LA LÍNEA DEL TRANVÍA AL CEMENTERIO  PÚBLICO - AÑO 1929

En esta misma década de los años 20, al final de la misma, se habría de producir dos acontecimientos trascendentes en la historia del cementerio, y están referidos a la instalación de la línea del tranvía y la construcción de la portada principal, que en la actualidad aún se mantiene.

En relación a la instalación del servicio de tranvía eléctrico hacia el cementerio, tramo que ya había sido contratado con la Empresa de Luz y Fuerza Cochabamba con muchos años de anterioridad, desde 1912, había quedado sin efecto, por lo que desde entonces se había consolidado a favor del Tesoro Municipal los 5.000 pesos que dicha empresa había depositado como garantía de ejecución.

En la sesión ordinaria del 1º de julio de 1927, el H. Concejo con las consideraciones de la ventaja significativa para el transporte de los habitantes cada vez más numerosos de la zona sur, resolvió conceder a la Empresa de Luz y Fuerza Cochabamba, como propietaria y administradora del tranvía, la subvención de los 5.000 pesos retenidos, con una primera cuota de 2,500 pesos a pagarse en la gestión de 1927 y otra cuota anual similar de 2.500 pesos en 1928, además de apoyar ante el Supremo Gobierno en el trámite para la concesión a esta empresa de una parte de los rieles que anteriormente habían sido retirados del ferrocarril al Valle y que eventualmente podrían ser utilizados en esta ampliación.

Con estos aportes y decisiones compartidas por ambas partes, la obra de prolongación del tranvía, debía ser entregada hasta el 30 de junio de 1928, sin embargo recién se hizo efectiva la inauguración el 18 de septiembre de 1929, en ocasión de los festejos del 119 aniversario de las fiestas departamentales del 14 de septiembre, juntamente con la entrega de los trabajos de la nueva portada del cementerio y la Casa de la Administración cuyo proceso se ilustra en el siguiente acápite.

El circuito de este tranvía se iniciaba “en la curva que hacía la línea a la estación sur, en las esquinas de las calles Esteban Arze y Aroma, seguía con dirección sur a las afueras de la ciudad y torcía a la derecha tratando de aproximar a los pasajeros lo más posible a la puerta del cementerio”.