Luego de concluido el último programa de Nuestra Belleza Latina, reality show que transmite Univision, ya se ha definido el grupo de 24 semifinalistas del cual, con la ayuda de la votación del público, saldrá el grupo de las doce finalistas que aspirarán a la corona.

Para la reciente selección fue el jurado quien se encargó de todo. Osmel Sousa, Julian Gil y Lupita Jones, fueron los principales protagonistas en estas dos últimas galas, pero, a pesar de las nuevas reglas, continúan apareciendo contradicciones.

El propio Osmel Sousa, presidente del jurado ha dicho que para poder participar en Nuestra Belleza Latina se debe hablar un correcto español, pues es un concurso de latinas cuya triunfadora representará a los latinos usando nuestro idioma. Incluso, se pudo apreciar en este último programa, que Osmel no dejó llegar a Miami a una de las concursantes, al interceptarla en el aeropuerto. Tras hacerle una prueba del idioma, la chica demostró que no lo hablaba correctamente, por tanto, ahí mismo el presidente del jurado le ofreció su boleto de regreso.

Tras esta actitud todo parecía indicar que este año si iba en serio lo del idioma, pues, recordemos que el año pasado, una de las que peor hablaba nuestro idioma fue precisamente la ganadora y hoy en día, aun se le aprecian muchos defectos al expresarse, cosa paradójica para este concurso. Y si bien el jurado parece no querer repetir el error, aparecen las contradicciones, pues luego de las palabras de Sousa y de eliminar a una chica en el aeropuerto por lo del idioma, resulta que de acuerdo a lo que aseguraron en una entrevista algunas de las eliminadas en la jornada de hoy, ha habido injusticia porque una de las seleccionadas, Cyndy Arevalo, no habla bien el español. Entonces, de ser cierto esto, ¿cómo se explican las actitudes anteriores por parte del jurado? Porque debería aplicarse las restricciones con relación al idioma con todas por igual.

Repito, si el jurado pretende ser más imparcial este año, debe analizar estos detalles, pues por lo que se ha visto, continúan las contradicciones que perjudican no solo a las competidoras, sino también al público.