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  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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LILIA MENDIZABAL.

El aporte de una maestra de kínder en la educación de 20 generaciones

El aporte de una maestra de kínder en la educación de 20 generaciones

Trabajar con niños en el kínder fue una de las más grandes satisfacciones en la vida de Lilia Mendizabal Barrenechea, una maestra de nivel inicial que nació en Sucre, estudió en esa ciudad, pero que ejerció su profesión en Cochabamba.

Lilia Mendizabal reside desde hace 31 años en la Llajta y asegura sentirse a gusto en esta ciudad, en la que hizo muchas amigas, y en la que nacieron sus seis nietos.

"En Cochabamba me han recibido muy bien, me siento a gusto. Una cochabambina más", afirma.

Lilia confiesa que de Cochabamba le sedujo la naturaleza y su agradable clima “una ciudad que es considerada de la eterna primavera”.

"Me gusta además la comida cochabambina, el chicharrón, el charque y el fricasé", afirma la profesora jubilada.

Lilia explica que al menos 18 generaciones de niños en el kínder Cochabamba la acompañaron en las aulas aprendiendo los rudimentos del alfabeto.

DESDE TUPIZA Lilia llegó a Cochabamba, junto a su familia, porque trasladaron a esta ciudad a su esposo que trabajaba en el Banco Minero, en Tupiza.

"Aquí crecieron mis hijos, que ya son profesionales, y nacieron mis seis nietos", complementa.

Pero lo que aún extraña de Sucre es la tranquilidad que se respiraba allí.

Nació en la Ciudad Blanca el 13 de julio de 1945. Estudió en la Normal de esa ciudad y se graduó como maestra de educación inicial.

Su carrera como maestra se resume a 35 años en las aulas, 15 en Tupiza, 18 en el kínder Cochabamba y dos más en escuelas particulares.

Trabajó desde 1965 hasta el año 2000, siempre en el nivel inicial.

"Estoy feliz de haber compartido con niños pequeños en la escuela, porque es importante su formación, sus primeros pasos", explica.

APOYO Lilia Mendizabal, como chuquisaqueña de nacimiento pide más apoyo para su departamento "porque si bien ha progresado, quisiera que las autoridades trabajen más en su desarrollo".

Asegura, por ejemplo, que Sucre se caracterizaba por ser una ciudad estudiantil, tranquila y muy limpia, pero ahora el aseo ya no es una prioridad.

"También me gustaría que coloquen más árboles", señala.

Como una costumbre arraigada, el 25 de mayo de cada año, aniversario de Chuquisaca, Lilia junto a su familia llega hasta el local Sucremanta a comer un plato típico de su departamento, el chorizo de los siete lunares, con un ingrediente que traen exclusivamente de una pequeña fábrica de Chuquisaca.