Opinión Bolivia

  • Diario Digital | miércoles, 24 de abril de 2024
  • Actualizado 13:31

Gadafi y Goni

Gadafi y Goni
La Corte Penal Internacional ha librado un mandamiento de aprehensión contra el líder libio, Muamar el Gadafi, acusado de haber ordenado disparar proyectiles mortales contra civiles.

Los magistrados mundiales han demostrado su predisposición para hacer justicia en el Planeta con su orden de detención a este mandatario que pone a sus tropas leales contra una oposición democrática, aunque algunos testimonios la describen armada. Este conflicto está en pleno desenvolvimiento en las arenosas y tórridas calles del país africano.

No se puede dejar de recordar sucesos similares en Bolivia, cuando un movimiento popular pedía la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada, por sus gestiones de vender gas barato a Chile y otras acusaciones. Las similitudes con lo que sucede en Trípoli y otras ciudades libias son evidentes y algunas son más graves en nuestro país. Mientras los rebeldes libios realizan una ofensiva armada, los de Bolivia sólo tenían piedras y la fuerza para erigir barricadas. En Libia los opositores son rechazados con armas de fuego, los rebeldes bolivianos también fueron atacados con fusiles y otras armas del Ejército, con resultados de casi cien muertos y centenares de heridos.

En esta comparación, empero, destaca la celeridad de los jueces de la Corte Internacional para dictar el arresto de Muamar el Gadafi, en pleno desarrollo de los sucesos; lo cual es muy diferente con los sucesos de Bolivia que ocurrieron varios años.

Otra notable diferencia es que el Presidente libio está en Trípoli, lo cual hace muy difícil el cumplimiento de la decisión de la Corte. El acusado boliviano, en cambio, se encuentra nada menos que en Estados Unidos, país que sin duda debe estar detrás de las denuncias contra Gadafi.

Sólo cabe preguntarse si los familiares de los muertos y heridos en la revuelta contra Gonzalo Sánchez de Lozada habrán dirigido sus denuncias a la Corte Penal Internacional. De ser así, la crítica a sus decisiones que muestra un doble rasero, tendrían un asidero. Si no, habrá que aceptar que la denuncia estuvo dirigida erróneamente.

Pero, quizás no es tarde, ya que ese tribunal mundial demuestra su eficiencia, por lo menos en el caso de Libia.