Opinión Bolivia

  • Diario Digital | viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 18:38

Impuestos e inversión pública

Impuestos e inversión pública
Nos encontramos preocupados y con la firme intención de ocuparnos sobre los aspectos impositivos traducidos en cultura e inversión pública planificada. Nuestra economía tiene demasiadas distorsiones, una de ellas es la evasión fiscal y limitado compromiso que tienen muchos empresarios que cobran por ejemplo alquileres y después de ganar no quieren facturar, haciendo referencia por modelo a algún medio de comunicación y por supuesto perjudicando el sistema de descargo bajo el pretexto de que no factura al no haber tenido el retorno esperado que en muchas ocasiones denota improvisación y negligencia de su organización.

Los reclamos que se hacen ante los gerentes evasores tienen respuesta contundente, no le gusta, no hay negocio. En fin, tenemos tantos ignorantes y sinvergüenzas que en su osadía piensan que la renta no hace verificación mediante el uso de nuevas tecnologías de información.

La sociedad y nuestros gobernantes deben garantizar el compromiso impositivo y fundamentalmente destacando, la inversión pública eficiente de lo recaudado, siendo lo indicado, la mejor forma de consolidar el crecimiento económico y sus impactos saludables en la función de bienestar social. La cultura impositiva debe universalizarse, no solamente debe recaer en los trabajadores asalariados y la clase media, la conciencia tributaria y la calidad de inversión alejada de la corrupción tiene que ser la principal premisa para engrandecer nuestro país.

No puede existir doble contabilidad, los delincuentes deben ser sancionados previa advertencia y posibilidad de enmendar sus errores. Tenemos una ley anticorrupción y otra que combate la discriminación, resaltando que la evasión mañosa y la malversación de fondos públicos deben tener castigo severo y rehabilitación del compromiso social para generar equidad o justicia social que tanta falta nos hace para mejorar nuestros indicadores de pobreza y desarrollo humano. Es evidente que la improvisación y corrupción históricas se han institucionalizado. Empero, no podemos seguir encaminando el concepto de la “viveza mestiza” asociada al enriquecimiento ilícito. La recaudación y la inversión nos obligan a pensar en la formalización de la economía, debemos tener paciencia y sobre todo encaminar procesos conciliatorios que permitan mejorar la liquidez de nuestra economía con compromiso poblacional y visión estructuralista destinada a buscar la eficiencia y eficacia de la inversión pública dinamizadora de factores relevantes que impulsen la inversión privada nacional y extranjera.